FIN DEL ORDEN MEDIEVAL
“EL FIN DEL ORDEN MEDIEVAL Y LAS SOCIEDADES DEL
ANTIGUO REGIMEN”
Se conoce con el nombre de Antiguo Régimen, a las diferentes
formas de organización, estructura y costumbres que predominaban en Francia
antes del estallido de la Revolución Francesa. Esta organización del antiguo
Régimen, que muy bien puede calificarse con el denominador común de
injusticias, fueron las que precipitaron el movimiento revolucionario, al mismo
tiempo que se convirtieron en causas de este movimiento colosal que transformo
la estructura de la humanidad.
Este proceso tuvo en España, al igual que en todas partes, un
carácter discontinuo, marcado por momentos repletos de cambios políticos,
sociales y económicos, y otros donde parecía retrocederse a momentos previos.
El impulso de este proceso de cambio surgía de las críticas al anterior sistema
político (la monarquía absoluta) y al Antiguo Régimen. Sus contradicciones, sus
problemas, dieron lugar a distintos proyectos de solución. Algunos de ellos
procedían del propio sistema y otros se fraguaron contra él. Estas alternativas
generaron otras y así se abrieron nuevas encrucijadas. De la confrontación
entre ellas se fue dibujando la formación de una nueva sociedad, de un nuevo
Estado cuya gestación sufrió continuos vaivenes.
La complejidad de este proceso guarda similitud con las
revoluciones liberales que sucedieron en gran parte de Europa entre finales del
siglo XVIII y mediados del XIX. En este sentido, la Revolución Francesa fue un
hito histórico difícil de ocultar.
“Contradicciones, Crisis y Revolución”
Para poder comprender el cambio que se produciría en la
sociedad española con la Revolución Liberal es necesario analizar en primer
lugar las raíces de dicho cambio, las causas que lo provocaron, y para ello
analizaremos las características de la sociedad del Antiguo Régimen y sus
contradicciones.
- En lo religioso: El Antiguo Régimen se caracterizaba por la fe en la existencia de un Dios Creador, Señor y Ordenador de todas las cosas. Como consecuencia de la existencia del Dio Ordenador, todas las normas que regulaban la vida cotidiana tenían un carácter sagrado: la Iglesia era la única capacitada para interpretar la palabra de Dios, la monarquía era de origen divino y el rey (que lo era por gracia de Dios) era representante de Dios en la Tierra y los estamentos eran de origen natural, pero del orden natural que Dios había dado al mundo.
- En lo político: Se afirmaba la necesidad de la monarquía como el mejor de los sistemas políticos posibles. El rey había de tener una autoridad absoluta, únicamente limitada por la “Ley de Dios”, por lo que nunca hubo una regulación jurídica para evitar los abusos de la familia real. Predominaba la irregularidad y el desorden en lo que a las características jurídicas e institucionales del Antiguo Régimen se refiere.
- En lo social: El Antiguo Régimen se caracterizaba por una sociedad fuertemente dividida en estamentos ordenada en base al privilegio. Los estamentos eran grupos sociales diferenciados jurídicamente de los demás; se pertenecía a ellos por razón de nacimiento, matrimonio (quien se casaba con un noble adquiría tal condición) o toma de estado religioso. Los estamentos eran tres: nobleza, iglesia o clero y estado llano. Se podía ascender de estamento (sobre todo por profesar en religión) y rara vez se descendía. Cada estamento tenía su propia ley; en el caso de nobleza y clero esa ley, privilegiada, se llamaba fuero.
- En lo económico: Se caracterizaba por una economía estancada y poco sometida a las leyes del mercado. Abundaban los monopolios, los estancos y los precios fijos. Estas limitaciones legales impedían grandes beneficios. Como resultado de ello no se formaban grandes capitales que contribuyeran al desarrollo de la industria que en otros países de Europa inició en el siglo XVIII.
“Aspecto social”
Una profunda desigualdad social
reinaba en Francia donde se distinguían las siguientes clases sociales: Clero,
Nobleza y Estado Llano.
“Características
principales”
Ciclo demográfico
antiguo: Alta natalidad,
pero también alta mortalidad y un crecimiento de la población muy débil. Poca
higiene, epidemias, hambre… La esperanza de vida rondaba sobre los 30 años.
Alta mortalidad infantil.
Monarquía absoluta: El monarca concentra todos los poderes: legislativo,
ejecutivo y judicial. La autoridad real no tiene límites aunque en realidad
tenía que tener en cuenta a la Iglesia y a la nobleza. Sus privilegios
prevalecen sobre la de los estamentos.
Los rasgos del absolutismo estaban más marcados en el Imperio
Ruso y otomano. En contraposición, sólo en Gran Bretaña, donde la revolución de
1688 había transferido parte del poder real a un parlamento, constituía la
excepción en Europa.
Comercio: Era
escaso y a nivel local, ya que había problemas de transportes. Posteriormente
se desarrollará un comercio mercantilista (basado en acumular metales
preciosos: plata y oro) y proteccionista (vender muchos productos al exterior y
comprar poco). El Estado controlaba el comercio.
Industria: Existía poco movimiento industrial. Había artesanos que se agrupaban en
gremios (el gremio de herreros, de alfareros…). Tenían útiles muy sencillos y
los productos que fabricaban resultaban muy caros. La productividad de su
trabajo era muy baja.
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