1 APRENDAMOS
En doscientos años, a los que se refiere esta lección, el mundo cambio
aceleradamente. Las ciudades
cobraron enorme importancia y empezaron a crecer. En ellas se gestaron muchos
de los grandes cambios tecnológicos, culturales y políticos de esta época,
llamada Era Moderna. Las ciudades constituyeron el espacio natural para le
desarrollo de las manufacturas; allí surgieron las primeras fábricas, sobre
todo de textiles, pero también de barcos y de armamento.
Los dueños de estas primitivas fábricas y los propietarios de los barcos
que llevaban sus productos a mercados distantes, e incluso los dueños de los
primeros barcos que facilitaban esas actividades, pertenecían a una nueva clase
social que seria gran protagonista de la Era Moderna y que impulsaría grandes
cambios: la burguesía.
El crecimiento de las ciudades, la formación de la burguesía y el desarrollo
del comercio marítimo a gran escala son fenómenos que se dieron de manera
paralela. Los navegantes europeos movían sus cargas alrededor de Europa, y en
el mediterráneo recogían mercancías venidas de Oriente. El bloqueo turco, el
comercio europeo en el mediterráneo y el afán de los portugueses de buscar oro
en las costas de África impulsaron la navegación europea cada vez mas lejos.
Los portugueses lograron llegar a Asia costeando África, y los españoles
cruzaron el atlántico y arribaron a América.
Los portugueses, los españoles –y después los franceses, ingleses y
holandeses- emprendieron la conquista de muchas regiones fuera de Europa. El colonialismo les permitió obtener metales preciosos, materia
primas diversas (fibras textiles y colorantes) e impulsar así su naciente
industria. Empezó a existir una economía mundial,
en el cual cada región desempeñaba ciertas tareas específicas.
La sociedad y
la política fueron cambiando en Europa durante estos doscientos años. Se
conformaron monarquías nacionales
fuertes que unificaron territorios antes divididos por el orden feudal. Y en
algunas zonas, como las costas de los mares Báltico y del Norte, proliferó un
orden de ciudades-Estado dirigidas por los representantes de la burguesía. En
América se formaron nuevas sociedades; los colonos europeos y los esclavos
africanos se sumaron a la población indígena local, y pronto se inicio un
proceso de mestizaje.
La Cultura de la Era Moderna
tuvo características inéditas: empezó a separarse de la religión, encontró en
el pasado grecolatino las fuentes de un pensamiento crítico y una moral
razonada; además, se difundió entre una población mayor. La ciencia progresó también
considerablemente y se inventó uno de los principales recursos: el método
experimental, atribuido a Galileo Galilei, en el siglo XVII.
Los cambios culturales de la apertura de las
comunicaciones, la imprenta, la posibilidad de adoptar una postura crítica frente
a prácticas y mandamientos de la iglesia produjeron una renovación en la vida
religiosa, una reforma. Parte de la
iglesia católica empezó a transformarse, la otra se separó de ella; los
protestantes formaron otras iglesias. Durante la segunda mitad de l siglo XVI y
en el siglo XVII, los monarcas católicos tomaron la defensa de la religión.
Hubo luchas entre protestantes y católicos.
Las sociedades europeas del siglo XVII, que eran “sociedades del Antiguo Régimen”, mostraban claras
tenciones; la nobleza terrateniente de origen feudal buscaba defender sus
privilegios; la burguesía de las ciudades quería leyes que protegieran su
actividad, una economía más dinámica y una presentación adecuada en los órganos
políticos.
A mediados del siglo XVII ocurrió en la Inglaterra de la primera revolución burguesa de la historia. El
parlamento, empujado sobre todo por los representantes de la burguesía, logró
obligar a la monarquía a reconocer la nueva función de los representantes de
los ciudadanos en la toma de decisiones.
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